EL ARCO DE ODISEO. Daruma, por Marcos Muelas










¿Qué es lo que deseas en la vida? Parece una pregunta tan trillada que tenemos una fórmula automática de respuesta: salud, amor y dinero. Según a quien preguntes, el orden de estos tres deseos podrá variar. Es algo muy básico, tres pilares en los que asentar una familia. Herencia de nuestros antepasados. Pero, cuando tienes la suerte de tener cubiertas esas tres necesidades, que algunos consideramos un lujo, te atreves a ser codicioso.

Hoy te habrás dado cuenta que empieza diciembre. Estamos extraoficialmente en Navidad. No pongas esa cara, no te pilla de sorpresa. Han habido señales desde hace semanas : los turrones en los grandes supermercados, Cortylandia, las prisas por obtener la lotería de Navidad... Y agárrate fuerte, porque el mes viene cargado de planes. Comidas, compras, reuniones familiares. Din don, suenan las doce campanadas, otras tantas uvas y este año se habrá esfumado sin remedio.

Día uno de enero. Algunos no serán conscientes del nuevo año hasta que despierten resacosos a la hora de comer. Ahora toca hacer una reflexión y pensar en los propósitos de año nuevo. Sí, ya sabes, esa lista interminable de cosas que te propones hacer en este año que entra y todos sabemos que no harás. Por supuesto, que te prometerás a ti mismo dejar de fumar y perder los kilos cogidos en las últimas semanas. Eso sí, el compromiso comienza después de Reyes, pues el roscón es sagrado. Los gimnasios se frotan las manos mientras ofrecen descuentos para inscripciones anuales. No necesito consultar ninguna estadística para asegurarte que el primer lunes después de Reyes, es el día más transitado en cualquier gimnasio. ¡Qué predecibles somos! En esas mismas fechas las tabacaleras verán sus ventas drásticamente afectadas. Pero no sé preocuparán en absoluto, pues saben que antes de febrero, volverás a fumar. Y todo esto va ligado a los propósitos de año nuevo. Entre ellos, también cabe la posibilidad de encontrar a tu media naranja, enderezar tu vida o ser mejor persona. ¿Estás harto de empezar propósitos que jamás se llegan a cumplir? ¿Quieres ver tus deseos hechos realidad? Pues ha llegado la hora de conocer a Daruma.

Daruma era un hombre sabio que según a quién preguntes, se afirma que era japonés o chino. Pero, al igual que Colón, su origen afecta a esta historia. Imagina un hombre cuya voluntad podía dominar totalmente su cuerpo. Y no era para menos, pues se le considera el fundador del movimiento zen. De sus esfuerzos más sonados destaca el que cuenta que se adentró a una cueva a meditar. ¿Su propósito? Fijar su impenetrable mirada en la pared de la cueva mientras mantenía la posición del loto. Dicen que tal fue su dedicación a este propósito, que arrancó sus párpados para no dormirse. Y así aguantó durante años en esa posición hasta que sus brazos y piernas se secaron desprendiéndose de su cuerpo por falta de uso.

Sí, ya sé que está historia es algo desagradable, pero quedémonos con lo importante. La voluntad de este hombre santo prevaleció por encima de lo físico hasta conseguir su propósito ( no me preguntes cual era, el hombre tendría sus motivos). Si eso hubiera ocurrido en tierra cristiana, se habría convertido en un santo, un fiel competidor de San Judas Tadeo y sus causas imposibles.





En Japón lo veneran con las icónicas figuras homónimas, Daruma. Se representa con una forma ovoide, carente de miembros. Prácticamente es una cabeza con bigote y una capucha roja. Sus ojos dos cuencas vacías que miran al vacío. Además, las autenticas figuras Daruma están confeccionadas para que vuelvan a su estado original en caso de volcarse, para representar la férrea voluntad del original. En Japón es imposible dar un paso sin encontrar uno de ellos. En los comercios lo veremos expuesto cual estatuilla de San Pancracio. Pero esta figura ni sostiene una moneda agujereada de 50 pesetas, ni reclama perejil.

No, la función de Daruma es conseguir que se cumplan tus deseos. Para ello debes de pintar con un rotulador su pupila izquierda. Si finalmente cumple tu propósito, le pintas el derecho.

Si tienes interés en solicitar la ayuda del sabio Daruma aún estás a tiempo de hacerte con uno. Personalmente nunca he comprobado su eficacia, pero, como elemento decorativo es muy simpático y un constante recuerdo de la perseverancia y la fuerza de voluntad.

Y tú ¿cual será tu propósito para el próximo año?






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