Clase de Lengua y Literatura El Futuro Imperfecto de Subjuntivo, por Santiago Delgado
Las raíces verbales aparecen siempre complementadas por una serie de importantes detalles, sin los cuales, no serían verbo: persona, tiempo, número, modo y aspecto. Los tres primeros están claros. Los dos últimos no. Veamos. Antes había cuatro modos: Indicativo, Imperativo, Condicional y Subjuntivo. Ahora, al Condicional y al Imperativo los han metido en el Indicativo. Eso está bien; simplificar siempre es adecuado. Nos queda el Indicativo, que es la manera normal de desarrollar un verbo; es decir, conjugarlo; y el Subjuntivo, que… ¡tela!
En español tenemos tres tormentos para los aprendices del idioma: 1) la diferencia entre ser y estar, 2) Idem, entre haber y tener y 3), el Subjuntivo. Los gramáticos dicen que el Indicativo muestra la realidad, y el Subjuntivo lo irreal (se guardan de decir irrealidad). Y en ese pavoroso vocablo: lo irreal, entra la Filosofía. ¿Qué es lo irreal? Es un pozo sin fondo, cajón de sastre, Caja de Pandora o así. Ahí entra el futuro incierto, que más parece título de mala novela existencialista u otras cosas más arcanas aún.
Pero quien se lleva la palma es el llamado Futuro Imperfecto de Subjuntivo. Significa, claro, ese futuro irreal, probable y delicuescente, que la lengua española conoce y verbaliza. Dicen los sociolingüistas, que es forma en desuso. ¿Quién sabe? Don Enrique Tierna Galván, que estará en el Cielo, a pesar su ateísmo agnóstico; pues solía decir: “Dios nunca abandona a los buenos ateos”. Bueno, pues este Don Enrique usaba mucho el Futuro Imperfeto de Subjuntivo. Ello le daba mucho lustre. Y, así, decía cosas como: “Quien entendiere el Quijote por entero, sabio al completo será”. Es Un ejemplo apócrifo que Don Enrique me perdona.
No pierdan ocasión de meter alguno de estos futuros de incomprensible entendimiento, o casi. Quedará como Zeus.
Otro día vamos con el Aspecto.
Es todo, pueden salir… ¡En orden!
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