CRONOPIOS. La foto: La puerta roja, por Rafael Hortal


 

  

¿Qué sucedería si viéramos el cuadro “El origen del mundo” (Gustave Courbet 1866) a través de una mirilla? Se lograría una respuesta diferente, puesto que el espectador consideraría que el cuadro está expuesto solamente para él, en exclusiva; además disfrutaríamos de la obra con total libertad sin otras miradas que nos juzgaran o reprocharan nuestro deleite, quizá morboso… Marcel Duchen experimentó con su instalación “Etant donnés” (1946) para situar la mirada del espectador a solas con un cuerpo desnudo a través de un agujero en una puerta; pero no fue el primero, ya en 1886, el artista Jean Aubert creó la caja “Diorama de l´Amour”, invitando al público a mirar individualmente por un agujero lo expuesto en el interior de la caja.








Vinila von Bismark  y anónimos mirando La Puerta Roja


En el año 2015 es muy probable que ni mi amigo Pedro Tripiana ni yo conociéramos estas proezas de la Historia del Arte, pero Pedro quizá influido por el conocimiento social de los clientes que visitaban La Eroteca, una elegante tienda de objetos sexuales enclavada en un yacimiento arqueológico de una casa árabe del siglo XII, en pleno centro de la ciudad de Murcia, me propuso crear “LA PUERTA ROJA”, una puerta con 14 mirillas. Junto a la puerta, un cartel comunicaba: “Usted es libre de no mirar o mirar una o varias imágenes de actos sexuales a través de las mirillas”. En cada mirilla hay un nombre relacionado con la música que deja intuir lo que se puede ver: Brio, unisono, andante, fuga, obertura, apoyatura, arpegio, fortisimo, adagio, a placere, allegro, contrapunto, sporzando y a cappella. Han pasado 9 años, cientos de personas han elegido un nombre para mirar… después, han decidido continuar mirando por todas las demás, aunque se tengan que subir a una banqueta o arrastrase al suelo. Podría ser un experimento sociológico sobre el voyerismo. Si una foto te sorprende o te provoca una reacción morbosa, hay que mirarlas todas para no quedarte con la sensación de haberte perdido la mejor foto, la que más te gusta. 


El pasado mes de enero asistimos en la sala Verónicas de Murcia a la magnífica exposición “Nemotipos” de Joan Fontcuberta. En el centro de la sala, unos paneles con mirillas nos invitaban a descubrir las imágenes en su interior, es una acto individual en el que cada persona elige dedicarle el tiempo de observación.


No puedo dejar de mencionar las cabinas individuales de los sex shop que triunfaron en los años 80, donde el espectador echaba monedas para mantener su ventana abierta; en el interior una señorita se contorneaba sobre una cama redonda giratoria. Ver sin ser visto es lo que más le gusta al voyeur.


Tras invitar a personajes famosos y anónimos a mirar tras LA PUERTA ROJA se solicitaba al público a que rellenase un cuestionario de forma anónima. La conclusión es que había una gran variedad de preferencias. 






   


Comentarios

  1. Me ha encantado todo; especialmente la forma en que conectas con precedentes históricos en el arte, como la obra de Courbet, Duchamp y Aubert, demostrando que la fascinación por el voyerismo y la mirada oculta tiene raíces profundas

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