Mesa Redonda "Creación Literaria", crónica por Charo Guarino
La tarde del viernes el Hemiciclo de la Facultad de Letras de la UMU acogió, dentro de la VIII Edición de la Semana Internacional de las Letras de la Región de Murcia 'Exlibris', la cuarta y última mesa redonda protagonizada por participantes habituales en el blog 'Las memorias de Dulcinea', que coordina el aún Decano de dicha Facultad, José Antonio Molina Gómez, a quien obligaciones académicas impidieron estar presente.
Por mor de dicha ausencia me cupo el privilegio de moderar y conducir a sus componentes: Isaac David Cremades, Marcos Muelas, y Concha Lavella, cuya hija Ángela fue alumna mía hace unos años en la titulación de Filología Francesa, por lo que el subconsciente me traicionó y en varias ocasiones me dirigí a ella con ese nombre.
Precisamente abrió el diálogo Concha a propósito de la función de la literatura, y el motivo por el que se escribe, para lo que se remontó a su infancia y a la ausencia de su padre que trabajaba en Alemania por entonces. Su propósito era el de acercar sus respectivos mundos, tendiendo un puente de palabras que les mantuviera en contacto y al tanto de sus vidas. En uno u otro momento de la charla todos hicimos alusión a nuestra niñez, y a la importancia de haber tenido libros en casa y padres lectores, que, aunque no indispensable, ciertamente es determinante.
Debatimos en torno a la creación literaria, y reflexionamos en voz alta sobre temas como los procesos de creación, cuándo y cómo escribíamos, las diferencias esenciales a la hora de abordar un género u otro, el papel de la inspiración y la pulsión, el bloqueo creativo y, por el contrario, la efervescencia ocasional y el influjo que el resto de ocupaciones y tareas tienen en uno y otras, la importancia de la traducción, a la que se dedica especialmente Isaac David Cremades, y su innegable y necesario componente creador. Resultó muy enriquecedor compartir nuestras experiencias personales ante un público atento entre el que se encontraba el también 'dulcineo' Rafa Hortal, que se refirió a la obra coral Arde el trópico (Compobell 2015), que él mismo coordinó y pudo ser candidata a Guinness de los récords. Nos contó las dificultades que encontró en un proyecto tan arriesgado, con 51 escritores al servicio de una única trama, basada en la vida de Álex Bou, un escritor y guionista de películas pornográficas de ficción, que no pocas veces tuvo que reconducir para justificar y salvar escollos en el guion, peripecias que al público que escuchábamos resultaron divertidas, pero que a él le habían bastado para tener claro que no repetiría el experimento.
Quedaron esbozados numerosos asuntos, que no pudieron ser tratados por falta de tiempo, pues la hora y media de la sesión quedó corta ante una cuestión tan amplia y apasionante como es la creación literaria, entre ellos el papel del público destinatario, el lector potencial, y en qué medida y cómo teníamos en cuenta la recepción que de nuestros escritos podía hacerse. Esto dio pie a especular sobre distintos tipos de lectores, y a considerar el importante papel que la imagen juega hoy en día en nuestra vida diaria, así como los cambios de paradigma, que pueden afectar a la extensión de las obras. En este sentido Concha mencionó su cuento Enrico corazón de oro, en principio destinado a los niños, y esto nos llevó hasta la literatura oral y las fórmulas que el cuento utiliza, que lo vinculan de un modo especial a la oralidad y también de su importancia como elemento educador, y del papel fundamental de maestros, padres y abuelos.
Por su parte, Marcos Muelas, que nos contó cómo aprovecha los tiempos de espera, frecuentes en su profesión de visitador médico, leyendo, investigando y escribiendo, se refirió a su saga en curso, con tomos de en torno a 500 páginas, que no resultan un hándicap por su volumen (y su peso, dicho sea de paso, del que, como curiosidad, le había informado el editor: nada menos que un kilo de papel y letras sobre el tema que le apasiona desde niño, la II Guerra Mundial, en su último título, ‘Regina caelis’). Comentó también el rechazo de ciertas personas a la fantasía, o a temas bélicos, lo que abrió un interesante debate en torno a la realidad y la ficción en la literatura, así como a los enfoques y perspectivas posibles a la hora de abordar la guerra, como pueda ser la postura pacifista o la justicia poética, que le guía a él personalmente en su escritura, dada la imposibilidad evidente de cambiar el rumbo de la historia. A propósito de esto traje a colación la Ilíada de Homero, alegato contra la guerra y la barbarie en el que el relato del conflicto bélico y su crudeza contrasta con escenas delicadísimas de una sensibilidad exquisita donde se muestran la piedad, el perdón o la misericordia, que dignifican al ser humano.
En definitiva, es evidente que la lectura es un disfrute intelectual además de ingrediente esencial e insustituible del que se alimenta la escritura creativa.
Como conclusión, estuvimos de acuerdo en la importancia de leer como medio de ampliar nuestro horizonte, abrir nuestra mente y liberar nuestro espíritu, y con los debidos agradecimientos al público asistente, a nuestro Decano, ausente a su pesar —su última obra, 'La puerta de las maravillas' (M.A.R. Editor, 2025), que recomiendo vivamente abrir y traspasar su umbral, lo hizo presente en la mesa—, a la Semana Internacional de las Letras de Murcia y a la Facultad de Letras, dimos gozosamente por concluida la última sesión del Ciclo "Memorias de Dulcinea", que abarcó desde el erotismo hasta la creación pasando por la narrativa sin olvidar la relación de la literatura y la música, elemento indispensable para poner armonía en un mundo tan precisado de ella.
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