Lengua y Literatura. Transusbstanciaciones de Don Quijote, por Santiago Delgado







La palabra que define los cambios de Don Quijote es transubstanciación; palabra elegida frente a avatar, que es de cultura foránea y lejana, ajena. Cambio, también transformación quedan inservibles por su escasa potencia lingüística en el caso. Nos aferramos a lo ocurrido en el Monte Tabor, allá en Tierra Santa. Busquen y aprendan quienes ignoren

Don Quijote es el vecino Alonso Quijano. La primera Transubstanciación (en adelante T) es la que le pasa a Hidalgo andante y armado, montado, por demás. La segunda T es la que le hace Caballero Andante, en la venta de las mozuelas, los arrieros y el señor ventero. Es la más importante y larga en el tiempo. Es la tercera. La cuarta es un fenómeno contrario. El hidalgo del inrecordado lugar de La Mancha se DT; esto es, se des-trans-substancia-cion-aliza. Pero no vuelve al vecino manchego; se ha hecho una nueva T. Ahora es Alonso Quijano el Bueno. La T intrusa de lo eglógico, se desvanece en la intención. Alonso Quijano, ya no vecino, ni Caballero, ni Pastor Quijotiz, rinde el alma a Dios. Don Quijote no muere. Muere Alonso Quijano el Bueno, hidalgo de limpia trayectoria personal de La Mancha. Don Quijote es dejado vivir eternamente en la geografía hispana -que es la geografía universal- por el Dios en el que creyó y por el Ideal que guio el total de sus pasos por el mundo

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