Clase de Lengua y Literatura Gracias y desgracias del signo de interrogación , por Santiago Delgado






Últimamente se ha perdido la costumbre, frente a un tablero de ordenador –sobre todo– de iniciar una pregunta por el símbolo de apertura de interrogación. Nos basta con el final. Imitamos al resto de lenguas europeas- Y hacemos mal. Cedemos a la vagancia y a la pereza. Pero hacemos algo más trascedente que eso. Convertimos a un signo lingüístico en un emoticono. Una degeneración, desde luego. El símbolo “?” procede de la grafía par “qo”, que quería decir, allá por el penúltimo cambio de milenio, que lo que antecedía era pregunta. Era el latinajo quod, simplificado. Pero, como la tinta y el papel (ya papel, no pergamino) escaseaban, inventaban abreviaturas y signos de puntuación que eliminaban según ellos, la redundancia gráfica, y ahorraban espacio. Recuerden que eran tiempos de manuscrito, no de teclado. Así las cosas, leer un texto era haberlo estudiado antes. Si no, saldrían de las bocas parlantes multitud de sonidos guturales y aun esofagicos o traqueales. Ya me entienden.

Bueno, pues entonces un fulano, muy concienciado de esto, ideó hacer una “q” pequeña, y debajo una “o”. No es posible representar esto con el words. Ahorraban así un espacio, además del que ya habían ahorrado mandando a la nada a la “u” y a la “d”. Abierta la espita, se escapó todo el gas comprimido. Otro fulano propuso hacer de la “o”, punto. Y, más tarde, dejar a la pobre Q, sin su hemisferio vertical izquierdo. Total, después de jibarizar a la “O” en punto, qué más daba descuartizar a la “Q”, y dejarla sin su moflete izquierdo, derecho para ella. 

Bueno, llegados a este punto, la grafía “?” sigue siendo una indicación de sentido de la frase. Un símbolo, una indicación que alude a pregunta.

Pero llegan los españoles, o los castellanos más bien. Los catalanes siguen la norma de la grafía de cierre solamente, como sus primos los franceses. Y los fonetistas españoles, muy finos ellos, observan que la entonación de la frase cuando es pregunta alude que se levanta el tono, como para pedir atención. Y, así, perciben que la pregunta en español empieza por un tono alto. Y acaba en tono alto también. E innovan con la grafía “¿”, que es la de cierre, pero al revés. 

O sea, hacen del símbolo ”?”, un signo lingüístico. De símbolo a signo hay mucho, ontológicamente hablando. Ya, aludiendo al sonido, son grafías que aluden al significado. Son signos lingüísticos fonéticos. El idioma español humaniza la grafía, y le da la gracia de signo, que es como la nobleza del símbolo. O, dicho al revés, le quita la ostentación nobiliaria de símbolo, y le concede la ciudadanía de signo. Honremos a los tiempos post-absolutistas. De emoticono, pasamos a los signos de interrogación, si usamos el doble signo. Poner ”¿ “ al iniciar una pregunta es advertir la lector: “inspire usted para alzar el tono, que viene interrogación”. O sea, es un signo lingüístico, no una grafía de advertencia a posteriori.

Por eso, aunque sea tan sólo, por honrar la historia de nuestra lengua, usemos la interrogación de apertura. Poner sólo la interrogación al final es volver a los jeroglíficos egipcios. Y no me bajo de la hipérbole. Pero, bueno, ya sabe, pecar o delinquir contra la lengua es siempre gratis, no comporta ni penitencia, ni condena ninguna. 






Comentarios

  1. Me gusta mucho esta reflexión,muy buena anotación profesor Santiago.

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  2. El punto del signo de cierre de interrogación también funciona como tal punto (punto y aparte, o punto y seguido), ¿no?

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