RELATOS DE UNA MOSCA. De memoria y tragaderas, por Pedro H. Martínez




Debo confesar que… nunca he ido a pie a ninguna parte, moverme andando sí, pero andar, lo que se dice andar… nunca, no. Es uno de los privilegios de ser una mosca. Vas de un lado a otro volando, ello te permite ver las cosas con vista cenital, de manera panorámica y con un punto de vista completamente distinto a ustedes. Es lo que toca. 


También tengo ventajas, en el comer, por ejemplo, a mí me gusta todo, me lo como todo, y cuando digo todo es todo. Perdónenme, acabo de darme cuenta que ustedes también lo trituran todo, y para dentro. Aunque algunos de ustedes son intolerantes a la lactosa, o a la cebolla, toleran muy bien que les roben, que les manipulen y que les dejen viendo noches enteras “Tú cara me suena”, sirva como ejemplo. Lo cierto es que tienen grandes tragaderas a la sumisión mediática, a la bronca facilona, a tertulias que no llevan a ninguna parte, a creerse cuentos, que ríete tú, más increíbles que los de los Hermanos Grimm.


Quizás mi ansia viva venga por la escasa memoria que tengo, ya que no recuerdo más allá de tres segundos de mi historia, pero ustedes, es que tienen delito, sentencia y condena. Su historia se repite continuamente, y no aprenden. Claro que para tener memoria habría que enseñarla, y aquí, dependiendo de quien la cuente cambia la historia. Como si el pasado tuviera varias narrativas. 


Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno”, bonita frase. Llevamos años oyéndola, leyéndola, contándola, pero no recuerdo muy bien… ah sí, hace algo más de un siglo que Emiliano Zapata, en su revolución mexicana propagaba, pero ¿contra quién? Hay amigos, nadie lo recuerda bien, si le preguntamos a los mexicanos o a los españoles nos dirán que contra el Rey de España. Pero van desajustados, porque Emiliano nació en 1879, cincuenta y cuatro años después de la independencia de Méjico. Montó su rebelión revolucionaria contra los terratenientes azucareros, luchando por la justicia social… pues esta frase parece ser inspiradora de mucha literatura, y expuesta en un Premio Cervantes, en manos de Carlos Fuentes y su obra “Gringo Viejo”, fíjense, al pero de poca acción, en este lado y en el otro del charco. Emiliano terminó sus días con una frase mítica y valiente: “prefiero morir de pie a vivir de rodillas”. Y así fue. Lo conocimos con su sombrero mejicano, perdonen, su sombrero charro. Vaya por Dios, charro originario de Salamanca, si, si, de esta Salamanca de la que se dice “quod natura non dat, Salmantica non praestat”, dicho que aunque sea un latinajo, es de Miguel de Unamuno, y por tanto de reciente licencia y acuño.


Perdonen que vaya de un lado a otro, pero tengo amenaza de palmada. Y ello, además de distraerme, me provoca cambios ligeros y fatigosos de memoria. 


Hablaba de ventajas alimenticias, pero tengo otras, lo veo todo con múltiples prismas. Así puedo considerar un peligro antes de que llegue la amenaza. Aquí sí que les gano. “El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”, seguro que recuerdan esta frase. ¿Quién hablaba de no tener memoria? Ya nadie recuerda la cesión a Alemania de las Sudetes de Checoslovaquia en el Acuerdo de Múnich del 30 de septiembre de 1938, donde Daladier y Chamberlain cedían a las pretensiones de Hitler, aplaudido por Mussolini, y donde no hubo presencia checa, a pesar de ceder territorio propio. ¿Acaso no recuerda lo que hoy vuelve a pasar con Rusia y USA, sobre territorio ucraniano? Meses después de aquel Acuerdo de Múnich empezó la Segunda Gran Guerra.


Y no digo nada más, seguro que me metí en otro charco, pero bueno, yo soy tan solo una mosca.




Comentarios

  1. Pedro, como decia Rocío Jurado: como una mosca, tú amor llegó a mí vida...

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  2. Felicidades Pedro [J] ¿Sabías que hay una margarita [o] que es capaz de transvertir sus pétalos como mosca? Bella como el sentido de tu relato.

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  3. Muy muy muy top!!! Me encanta

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  4. para reflexionar! me ha encantado, tienes un don para escribir

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  5. Yo creo que Pedro J. Es el revolucionario de la escritura de los próximos años. No tiene nada que envidiar a los grandes escritores novelistas actuales. Muy bien amigo Pedro, tú te equivocastes de profesión. Un fuerte abrazo.

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  6. Buena reflexión de una mosca, deberíamos aprender de ella

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  7. Una delicia de texto, rebosante de ingenio y sátira, que en pocas líneas logra radiografiar con precisión quirúrgica nuestra realidad actual.

    Una mosca. Símbolo de lo insignificante, de lo incordiante por naturaleza, convertida en analista política de altura —literal y metafórica— gracias a su capacidad de moverse con libertad por espacios abiertos y cerrados, y de ser testigo imperturbable de cuanto ocurre. Porque, seamos sinceros, ¿dónde no hay una mosca?

    Este insecto con múltiples prismas en la mirada nos ofrece una visión crítica: pone el foco en cómo, a nivel individual, somos nuestra memoria, mientras que, como sociedad, sufrimos una preocupante amnesia funcional colectiva. Señala sin tapujos la manipulación mediática, la sumisión cultural y el olvido cuidadosamente inducido del pasado.

    Para mí lo mejor del texto es su golpe final: “YO SOLO SOY UNA MOSCA”. Ahí está Pedro, rematando el discurso con humildad y agudeza. Señoras y señores: seamos moscas. A ser posible, moscas cojoneras. De las que vuelan, observan, ¿aprenden?… porque, al fin y al cabo, ¿quién ve más: quien vuela libre o quien permanece pegado a una pantalla?

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  8. Una mosca, que a pesar de no tener mucha memoria, es muy inteligente, con chispa.
    Muchos besos Pedro.
    No dejes de escribir amigo porque nos encanta leerte.

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  9. Reflexiones de una mosca muy sabia, diría yo

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  10. Un relato original y bien plasmado que no deja a nadie indiferente. Nos hace vislumbrar en el lector la sonrisa de estar disfrutando con su divertida lectura al adentrarse en el efímera y singular mirada de una mosca.
    !!! Me ha encantado !!!
    Sigamos revoloteando de historia en historia …

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  11. Me ha enganchado la dichosa mosca, me gusta mucho como te explicas. Querido Pedro, un placer descubrirte. Debo decir que lei el segundo que has escrito. Siga usted volando, señor Pedro H. Martinez

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