Clase de Lengua y Literatura. Amigos, todos en pie: ¡Don Vicente Espinel!, por Santiago Delgado

  




Si de pronto desapareciera todo vestigio del Siglo de Oro español, salvo todo lo concerniente a Vicente Espinel, podría rehacerse toda entera esa centuria larga y dorada mencionada. Quijote aparte, claro.

Fue maestro de latines y otras bellaquerías, de Lope de Vega, compartió taberna con Cervantes, fue soldado de los Tercios en Lombardía, capellán –pues consagrado era– en Ronda. Y en la Sevilla de Monipodio, ofició de guitarrista en sitios de mala nota y otras excelencias populares. Lope de Vega lo imitó en lo del sacerdocio. Y él mismo se autobiografió en parte en su novela picaresca “Vida del escudero Marcos de Obregón”, un clásico en la especie. 

En Salamanca, asistió al juicio a Fray Luis de León, por aquellas traducciones de El Cantar de los Cantares, del bíblico Salomón. Ojalá nos hubiera dejado por escrito aquella experiencia. Pero los dominicos –en realidad quienes recelaban del agustino traductor– no hubieran consentido testimonio de aquel asunto pseudojudicial. La Biblia, traducida sin licencia del Santo Oficio –que dominaban– anatema era.

Fue quien definitivamente expandió el uso de la quinta cuerda, la de más bajo tono, a la guitarra española, de la que era maestro consumado. Lo que él a sí mismo se consideraba era músico, y en los ratos que no cogía una capellanía, con sueldecito incluido, vivía de enseñar acordes guitarreros a la prole de la gente bien. De las capellanías salía expulsado siempre, pues, cuando se aburría de la vida segura, cometía, adrede, alguna tropelía y lo echaban. La calle, los burdeles y las tabernas de morapio y cantares cazurros eran lo suyo. O sea: era un perdis, pero un perdis ilustrado.

La Poesía en español le debe la última concreción definitiva de la décima, el soneto español. Más dúctil que la estrofa de ítala procedencia, en aquel entonces...; aunque, luego Quevedo supiera darle vida perdularia al soneto.

Es todo, salgan, pero no imiten mucho al glosado Espinel, que no tienen, ninguno de ustedes, el genio, ni el ingenio, suficiente de este Don Vicente, para arrostrar las consecuencias correspondientes. Laus Deo.

Comentarios

  1. Interesante y crea curiosidad por saber,qué ocurrió con aquel juicio a Fray Luis de León.
    Vicente Espinel.y su decima.

    "Marcos de Obregón"

    Y su guitarra.
    Da para muchas notas.


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