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Mostrando entradas de mayo, 2025

SUMARIO DEL 18 DE MAYO DE 2025

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  Saludos a todos, amantes de la literatura, enamorados de las letras. Esta quincena vuelven los dulcineos con palabras que os llevarán volando hasta las costas de Japón con Marcos Muelas; aunque si de volar se trata, las alas de una mosca artificial os bastarán y sobrarán con Pedro H. Martínez. Los mundos etéreos y sutiles os aguardan con Concha Lavella y también con Vicente Llamas. Exploraréis los límites del arte y las dificultades de la creación con dos textos que hoy, feliz regalo de la providencia, nos traen Bernar Freiria y Rafael Hortal. Gabriel Lauret nos llevará, con esa prosa ágil, cargada de promesas e ironías, al mundo de la música. Y cuidado que hoy, Santiago Delgado mencionará el sagrado nombre de Vicente Espinel, que nunca se hace en vano o sin hermosas y picarescas consecuencias.  Disfrutad de la vida y de la literatura. Niños comiendo uvas, Bartolomé Esteban Murillo

PASADO DE ROSCA, Mi amigo Germán, un escritor que se diluye Bernar Freiría

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Al finalizar sus estudios universitarios, mi amigo Germán Vieitez, barajó en primer lugar la posibilidad de solicitar una beca de posgrado como primer paso para iniciar una carrera docente en la Universidad. Su expediente, sin ser excesivamente brillante, tenía buenas calificaciones como para poder dar ese primer paso y optar a medio plazo a una plaza de profesor universitario. Abandonó pronto la idea. Por una parte, si quería concentrarse en la carrera docente, tenía que abandonar su trabajo en la tediosa oficina en la que obtenía sus sustento, pero como la cuantía de las becas era escasa, eso le habría obligado a depender económicamente de Clara, su mujer. Y a esas alturas la idea le resultaba totalmente inaceptable. Además, Germán no se veía en el papel de académico. Todavía por entonces seguía pensando dedicarse a la escritura de manera creativa y no como un erudito. Seguía teniendo jornada continuada en la oficina y empezó a dedicar las tardes a la escritura. Lo hacía de una mane...

Clase de Lengua y Literatura. Amigos, todos en pie: ¡Don Vicente Espinel!, por Santiago Delgado

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   Si de pronto desapareciera todo vestigio del Siglo de Oro español, salvo todo lo concerniente a Vicente Espinel, podría rehacerse toda entera esa centuria larga y dorada mencionada. Quijote aparte, claro. Fue maestro de latines y otras bellaquerías, de Lope de Vega, compartió taberna con Cervantes, fue soldado de los Tercios en Lombardía, capellán –pues consagrado era– en Ronda. Y en la Sevilla de Monipodio, ofició de guitarrista en sitios de mala nota y otras excelencias populares. Lope de Vega lo imitó en lo del sacerdocio. Y él mismo se autobiografió en parte en su novela picaresca “Vida del escudero Marcos de Obregón”, un clásico en la especie.  En Salamanca, asistió al juicio a Fray Luis de León, por aquellas traducciones de El Cantar de los Cantares, del bíblico Salomón. Ojalá nos hubiera dejado por escrito aquella experiencia. Pero los dominicos –en realidad quienes recelaban del agustino traductor– no hubieran consentido testimonio de aquel asunto pseudojudicia...

EL ARCO DE ODISEO. Otra vez en Japón, por Marcos Muelas

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Tras 16 horas de vuelo y una escala en China no muy agradable, ¡estaba otra vez en Japón! El país del sol naciente, 14.000 islas, hogar de infinitos dioses y de la reina indiscutible: Hello Kitty. Jet lag, cansancio, dolor de espalda... Nada importaba, de alguna forma poco racional, estaba en donde debía estar. Tras mis anteriores visitas ustedes pensaran que Japón ya no podía sorprenderme… Pues se equivocan. El país nipón me tenía preparadas múltiples sorpresas.  Incluso repitiendo antiguos destinos estos resultaron ser una novedad ante mis ojos. Las avenidas y callejones que conocía como la palma de mi mano habían adquirido una vida impredecible, desconocida para mí. Los templos y jardines lucían mucho más esplendorosos y solemnes de lo que recordaba. ¿Y cómo no iba a ser así? Era la primera vez que visitaba el país en plena floración, Sakura. Una fantasía irisada abrumaba mis sentidos cual bofetada que te devuelve a la realidad. Toda una gama de verdes, amarillos, rojos intensos...

CRONOPIOS. La foto: El artista urbano, por Rafael Hortal

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      ¿Cómo se llega a ser un artista urbano respetable? Hay que considerar que un pintor que utiliza un soporte propio o cedido por su dueño, puede ser malísimo o buenísimo con respecto a la calidad de su obra, pero es legal; por el contrario, un pintor de reconocido prestigio puede “manchar” un tren o la pared de una casa sin permiso. ¡Ya me gustaría que Banksy me pintara la pared! Sus obras valen millones de libras esterlinas; entonces lo podemos calificar como un genio que efectúa actos vandálicos. A esto se refería el título de su exposición internacional que visitamos mi mujer y yo: “Banksy: genius or vandal?” . Allí estaba él, en su estudio, con su capucha y cara tapada para que nadie lo reconociera, ya que es un artista que siempre guarda el anonimato. Me acerqué ilusionado para que María José me hiciera una foto junto al artista que admiro… El autor del texto en la reconstrucción del estudio de Banksy …pero sólo era un maniquí. Entonces pensé que Banksy estaba...

LOS SONIDOS Y EL TIEMPO. Westmorland y Lidarti

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  Erasmus es una palabra muy familiar en nuestros días que la gente relaciona no tanto con el humanista nacido en Rotterdam sino con el programa que ha permitido que, desde 1987 y gracias a las ayudas de la Unión Europea, cientos de miles de estudiantes hayan conocido la vida nocturna de otros países distintos al suyo e, incluso, realizado parte de su formación universitaria en ellos. Aunque no lo crean, este tipo de viajes iniciáticos, de desarrollo personal y también de aprendizaje, existían ya hace siglos, aunque estuvieran sólo al alcance de unos pocos. Retrato de Francis Basset, primer Baron de Dunstanville y Basset. 1778.  Pompeo Batoni. Museo del Prado. Obra transportada en el Westmorland. Un precedente es el Grand Tour, costumbre que se extendió desde el siglo XVII hasta comienzos del XIX. Los hijos de familias (muy) pudientes, al llegar a la mayoría de edad, habitualmente con 21 años, emprendían un camino a través de Europa hasta Italia, en el que...

Escenas de Adviento I. La edad vacía, Vicente Llamas

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Arrancar los colores, expulsarlos de las manadas nómadas de árboles que beben de ríos marchitos, del vaho que se alza de la tierra incierta, de la inútil intimidad de los muertos, hasta reducir el mundo a pavimento o muro seco, contornos indecisos por los que la luz desliza sin arraigo. Expulsarlos de la violencia que germina en la sorda avidez de la nada, hecha ya edad vacía que los muertos atraviesan con pisadas huecas, recinto al que todo se arrastra para violar su prodigio, reducido el mundo a pasos desnudos que se hunden en la profundidad de la piedra. Una suma de grietas y horas ciegas abre el pasado, la lenta desaparición de los lugares fúnebres, devorando pétalo tras pétalo, desnudando el aire, liso, despoblado de alas, hasta que sólo está vivo el sapo, sus andrajos, la sequía que nace de años de losas, de puertas abiertas por las que el invierno infecta los lechos, y la niebla, gigantesca sombra que todo lo rige, asediando casas inclinadas sobre el río como bueyes que abrevan....